Biodiversidad y salud
Ya Alexander von Humboldt expresó su deseo de que la exploración de la naturaleza “no se limite a las apariencias externas”, y pretendía también explorar la naturaleza “en la medida en la que se refleja en el interior del ser humano”.
La relación directa entre la naturaleza intacta y la salud física y mental es cada vez más evidente. Sin embargo, en las últimas décadas, la riqueza biológica disminuye cada vez más, y la naturaleza se encuentra bajo una presión cada vez mayor. ¡Cada persona DEBE tomar la responsabilidad de ver cómo un trato irresponsable a la naturaleza afecta a nuestra salud! El mantenimiento de la biodiversidad y un uso sostenible de la naturaleza son decisivos para el desarrollo de todo ser humano, tanto a nivel psíquico como social. Asimismo hay que comprender que la biodiversidad y la economía también pueden ir de la mano. Es responsabilidad del propio ser humano.
¿Hasta qué punto es la naturaleza externa esencial para la interna?
¿Qué significa la relación con la naturaleza para el desarrollo de la confianza básica?
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Susceptibilidad y propensión a las infecciones
“¡El germen no es nada, el medio lo es todo!”
Con esta expresión, el médico y fisiólogo francés Claude Bernard resumió los resultados de sus 40 años de investigación. A pesar de que han transcurrido más de 150 años, esta frase nunca ha dejado de ser relevante. En la práctica de la medicina holística se confirma cada vez más que las conocidas como enfermedades infecciosas, como por ejemplo el catarro, la tos, la faringitis y la gripe no nos afectan por casualidad, y que por lo tanto hay que defenderse de ellas. Nuestros estilos y hábitos de vida preparan el medio sobre el que se desarrollan nuestras enfermedades. Cosas como una alimentación inapropiada, aire de mala calidad, una actividad frenética sin ritmo ni vida interior, el exceso de importancia dado al propio sentimiento de irreemplazabilidad, y los malos pensamientos y convicciones, llevan a una acidificación excesiva del cuerpo. Esto crea un medio en el que los virus, bacterias y hongos pueden medrar, lo que produce una reacción inflamatoria para limitar los daños.
Ahora en otoño, debido al rápido cambio entre el calor de finales de verano y el frío y la humedad del invierno, así como a las habitaciones con demasiada calefacción y a veces mal ventiladas, la membrana mucosa de nuestra faringe, nariz y bronquios se debilita, y, si nuestro cuerpo no está lo bastante depurado, nos hace más vulnerables a las enfermedades infecciosas. Sin embargo, no todos los catarros, toses o infecciones virales (gripales) son una enfermedad en el sentido más estricto de la palabra. A menudo estas purificaciones y transformaciones pueden observarse en las fases de desarrollo, cuando lo viejo desaparece para dejar lugar a lo nuevo.
Lo que es válido para las enfermedades infecciosas puede también aplicarse también a las “enfermedades de la civilización”: nosotros mismos creamos las condiciones que causan los problemas degenerativos de los órganos. A través de la excesiva importancia al “hacer” y al “realizar”, y a la falta de armonía de nuestros pensamientos con nuestro ser más esencial, nuestro corazón y vasos sanguíneos sufren, se endurecen, y causan hipertensión. Por ello, el retorno a una vida sencilla y en contacto con la naturaleza, más centrada en las relaciones humanas y en la naturaleza, nos devolverá el equilibrio que necesitamos.
Todos nosotros podemos influir el medio de nuestro cuerpo y nuestras circunstancias personales, para así hacernos nuestros propios doctores y, en consecuencia, también de nuestro entorno.
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Cosmos – Humanos – Salud
Con este título, algo provocador para un congreso internacional, nos dirigimos a todos los médicos y sanadores que comprenden que tanto el ser humano como toda la vida natural están inmersos en un orden natural, macrocósmico y universal. La física y la química ya utilizan las leyes de la naturaleza con éxito, la biología y la medicina están comenzando a reconocer y a tener cuenta estas disposiciones naturales que también pueden aplicarse a la humanidad. La consecuencia: mientras que los reinos animal y vegetal aceptan este orden natural sin contradicciones y lo siguen perfectamente, las civilizaciones humanas han buscado crear sus propios compromisos-estructuras, que se alejan del orden cosmológico natural. Un componente esencial de este autodebilitamiento personal, que se manifiesta en enfermedades degenerativas, se especifica bajo el título “Enfermedades de la civilización”. ¡Por ello, está en manos de todos los pacientes hacerse conscientes de su responsabilidad, en particular en lo que concierne a sus hijos y a las generaciones venideras!
(www.peace-through-culture.org)